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Fitopatología y Terapéutica en el cultivo del Gladiolo para flor cortada. 7ª parte

FITOPATOLOGÍA Y TERAPÉUTICA EN EL CULTIVO DEL GLADIOLO PARA FLOR CORTADA

 

 

3. PLAGAS Y ENFERMEDADES

3.2. Enfermedades Criptogámicas

3.2.1. Fusarium Oxysporum, F. Gladioli (Massey) Snyd. y Hans

Es muy probable que sea la enfermedad más grave que afecta a este cultivo. Aunque sus síntomas se manifiestan tanto en las hojas como en los cormos, muy raramente se observan durante el curso de la vegetación, manifestándose sobre todo en la recolección y almacenaje de cormos.

Fusarium bulbo seccionado

Foto 22: Fusarium bulbo seccionado.

 

La infección, en un principio, se origina en el campo (el hongo permanece en el suelo hasta 6 años), bien a través de las raíces o por heridas producidas por cualquier causa, aunque no es imposible que se produzcan infecciones nuevas después de arrancar los cormos si tienen alguna pequeña herida y no se conservan lo suficientemente secos.

Podredumbre basal por Fusarium Foto 23: Podredumbre basal por Fusarium.

 

Los cormos muy atacados, si se plantan, no brotan, mientras que los ligeramente afectados dan plantas poco vigorosas con una coloración verde azulado. Conforme se desarrolla la enfermedad, la planta empieza a amarillear por el ápice de las hojas, produciéndose una marchitez total de las zonas afectadas, mientras que el cuello de la planta adquiere una totalidad marrón oscuro hasta negro. Las flores no abren del todo y la planta muere prematuramente.

 

Podredumbre marron por Fusarium. Comienzo de momificación

Foto 24: Podredumbre marrón por Fusarium. Comienzo de momificación.

 

En el cormo, los anillos y la base adquieren tonalidades que van desde marrón oscuro hasta un color marrón rojizo en forma de manchas más o menos profundas (penetrantes) que, en condiciones de humedad, se recubren de un micelio algodonoso de color blanco. Cormos aparentemente sanos pueden estar infectados (podredumbre vascular). Al seccionarse éstos y otros afectados se observan los vasos necrosados, presentando una coloración marrón claro.

Los cormos muy atacados se arrugan hasta momificarse.

 

Bulbos completamente momificados_ Bulbo con necrosis vascular por ataque Fusarium

Foto 25: Bulbos completamente momificados. Bulbo con necrosis vascular por ataque Fusarium.

 

Si se intenta arrancar una planta que se presuma esté afectada de Fusarium, al dar el tirón se separarán con gran facilidad las hojas del cormo, dando la impresión de haber sido cortadas previamente por su base.

 

Plantas con hojas asta toro

Foto 26: Plantas con hojas en asta de toro, en el centro planta sana. Plantas con amarilleos debido al ataque de F. oxysporum

 

Al igual que en las otras enfermedades, la lucha contra Fusarium debe plantearse combinando un programa de tratamientos anticriptogámicos con una serie de medidas culturales.

a) Medidas culturales

– El arranque de plantas que se presuma estén afectadas y la destrucción por el fuego de las mismas es una práctica muy útil.

– Utilizar planta sana, y en climas calurosos y húmedos (favorecen su desarrollo) o sus terrenos estén infectados, no utilizar variedades sensibles.

– Como también ataca a Iris, Crocus y Fresia, no cultivar gladiolos después de estos cultivos.

– Rotación de cultivos cada 6 años.

– No abusar de un aporte excesivo de abonados nitrogenados, puesto que favorecen su desarrollo.

– Guardar los cormos con temperatura inferior a 8-10º C y evitar en lo posible un ambiente húmedo.

– Sumergir los cormos con agua caliente a una temperatura de 53-55º C, media hora a 57º C da excelentes resultados, pero se corre el riesgo de ocasionar serios daños. El uso de este procedimiento sólo es aconsejable en bulbillos provenientes de cormos cosechados en agosto y septiembre, y nada recomendable para bulbos recogidos en otoño.

– Evitar en lo posible el producir cualquier herida en la recolección o durante el almacenamiento de los cormos, pues es una de las posibles vías de infección del hongo.

b) Tratamientos químicos

Se centran principalmente en la desinfección de cormos, puesto que los tratamientos durante el curso de la vegetación, aunque «ayudan algo», no deben ser la base para controlar esta enfermedad.

El mejor control se obtiene cuando los cormos se tratan dentro de los tres días que siguen a la recolección de los mismos, aunque también son necesarios los tratamientos antes de la plantación para proteger a los cormos de una posible contaminación durante la manipulación en el almacenaje, así como de una posible contaminación de las cepas de Fusarium presentes en el suelo en que van a ser plantados.

Los productos y dosis recomendados a tal efecto son los siguientes: Sumergir los cormos en una solución de Benomylo, a la dosis de 3 a 5 gramos de producto por litro de agua, durante media hora, o en una solución de cloruro de metoxietilmercurio, a la dosis de 3 a 5 gramos de producto durante media a una hora. En ambos casos la solución tendrá una temperatura comprendida entre 8 y 10º C.

También es posible espolvorear los cormos con una composición a base de: 1 parte de acetato de fenilmercurio + 9 partes de talco, utilizando 20 gramos de esta mezcla por 1 Kg. de cormos.

3.2.2. Botrytis Gladiolorum Timmermans

Este hongo es capaz de producir tanto manchas en hojas y flores como podredumbres de cuello y cormos en/o durante el período de almacenaje.

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Botrytis 

Foto 27: Hoja afectada por Botrytis. Ataque del hongo en el límite entre la tierra y el aire.

 

La temperatura es un factor decisivo en la manifestación de la enfermedad. Por lo general ésta suele aparecer cuando se producen condensaciones de agua debido al descenso de temperaturas nocturnas.

 

Botrytis_ La podredumbre comienza en los alrededores de una yema

Foto 28: Botrytis. La podredumbre comienza en los alrededores de una yema.

 

La podredumbre del cuello y el moteado de las hojas pueden ser problemas serios cuando la temperatura oscila entre 13 y 18º C, y la podredumbre del cormo en almacén es mayor entre 2 y 7º C. Cuando las temperaturas del año se sitúan alrededor de 21º C y la humedad es baja, el desarrollo de lesiones de Botrytis en las hojas se detiene, y el hongo puede erradicarse.

Las podredumbres de cuello, en contraste, son permanentemente capaces de propagarse porque el aire que los rodea, a nivel del suelo, es generalmente húmedo y las temperaturas son más bajas, por lo que es una de las fuentes más importantes de inoculo para las infecciones de la hoja y la flor. Una lesión de podredumbre de cuello es capaz de producir un millón de esporas.

El ataque suele comenzar en forma de pequeños focos, repartidos más o menos al azar en el camino, aunque demostrando cierta preferencia por las zonas encharcadas o rodales plantados demasiado espesos.

Cuando las condiciones de clima son favorables, los primeros focos de infección crecen proporcionalmente, y el potencial infeccioso es cada vez mayor. De esta forma, después de una serie sucesiva de infecciones que hayan pasado desapercibidas, la enfermedad hace una brusca aparición en todo el campo, poniendo en grave peligro la reproducción, puesto que de no controlarla oportunamente puede producir la muerte total de la planta.

El ataque se inicia por lo general atacando a la vegetación justo al borde del suelo, afectando primeramente a las hojas exteriores y, durante el periodo de madurez de los bulbos, la infección se generaliza a todas las hojas, penetrando el hongo en el cormo nuevo a través de los vasos, adquiriendo todos los vasos afectados una coloración marrón.

Muchas veces la planta está afectada donde se abren las hojas, que entonces se ponen amarillas y mueren.

 

Ataque de Botrytis gladiolorum al cuello de la planta

Foto 29: Ataque de Botrytis gladiolorum al cuello de la planta.

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El hongo también puede penetrar por las heridas producidas por cortar flores, y en todas las partes atacadas se forman gran cantidad de esporas.

Tanto en hojas como en tallos produce el hongo unas manchas un tanto redondas o rayas de un color claro en principio y de color gris marrón más tarde, con el borde de color rojo marrón. En las flores aparecen unas pequeñas manchas en los pétalos, y en el borde de éstos adquiere una tonalidad marrón. En plantas muy afectadas se producen podredumbres tanto en flores como en los pedúnculos florales.

Cuando los bulbos llegan al almacén, los síntomas varían mucho; los cormos muy atacados están podridos y cubiertos de un micelio blanco, son suaves al tacto y muchas veces se encuentran sobre los bulbos esclerocios de 1 a 9 mm. de color negro.

Bulbo podrido por Botrytis

Foto 30:Bulbo completamente podrido, se aprecian pústulas de irregulares de color negro son los esclerocios del hongo (F).

 

En ocasiones atacan al centro del cormo, y el tejido afectado aparece como una esponja de color marrón. También a veces los cormos presentan el corazón vacío; esto es debido a que el tejido podrido, después de secarse, es un polvo seco que se sale con facilidad del cormo.

Los vasos atacados se ven en la carne del cormo como rayas de un color negro. En la epidermis del cormo aparecen unas manchas onduladas, de varios tamaños, de color marrón. Estas manchas aparecen justo en los anillos. En muchas ocasiones el corazón no está podrido por completo.

Las túnicas que envuelven a los cormos enfermos son más oscuras que los sanos de su misma clase.

En circunstancias frías y húmedas, el cormo se pone blando.

La lucha contra botrytis puede plantearse combinando una serie de medidas culturales, juntamente con una serie de tratamientos químicos.

a) Medidas culturales

El arranque de plantas con lesiones de cuello, así como el de los tejidos helados, es muy beneficioso (el hongo botrytis crece rápidamente en el follaje dañado por heladas).

– Siempre, al separar las hojas afectadas del cormo, se arrancarán ambos y nunca se cortarán éstas a ras del suelo.

– Plantar variedades adaptadas al terreno y clima, nunca realizar plantaciones demasiado densas y en zonas húmedas o con drenaje deficiente.

– Como no se conoce muy bien la duración y conservación de los esclerocios en el terreno, prever una rotación de cultivo de unos 5 años para producción de flor.

– Después de arrancar los cormos, se quemarán todos los restos de vegetales, así como los cormos contaminados. El curado de los cormos sanos, a 23º C durante los 10 días que siguen a la recolección, es una práctica indispensable.

– Los cormos se guardarán bien limpios y secos, en lugares y recipientes secos y ventilados, con temperaturas inferiores a 10º C.

– Evitar el riego por aspersión para eliminar las salpicaduras del agua y con ello la dispersión del hongo. Bajo cristal, procurar regar muy temprano para que se sequen las hojas.

– Como también ataca a Crocus y Freesia, no plantar gladiolos detrás de estos cultivos.

b) Tratamientos químicos

Distinguiremos entre desinfección de cormos y tratamientos durante el curso de la vegetación.

– Desinfección de cormos.

Se realiza sumergiendo los cormos, previamente a la plantación, en una solución de Beromyl al 0´5 por 100 durante media hora, o con una solución de cloruro de Metoxietilmercurio durante 1 hora, o también espolvoreando los cormos, previa humidificación de los mismos (sumergir en agua durante unos segundos y dejarlos gotear rápidamente), con una mezcla de 500 gramos por quintal de 1/3 TMTD del 80 por 100 + 2/3 de quintoceno del 30 por 100, para variedades muy sensibles: Nouvelle Europe, Picardie, etcétera, o en suelos que se prevea estén muy contaminados, elevar la dosis a 900 gramos por quintal.

–     Tratamientos durante el curso de la vegetación.

Durante el cultivo, en tanto no se disponga de datos precisos para determinar con exactitud el momento más propicio para efectuar el tratamiento, es preciso seguir un programa preventivo que consistirá en dar pulverizaciones escalonadas cada 7-10 días en condiciones climáticas normales y cada 2-3 días en períodos excesivamente húmedos, hasta que comiencen a abrirse las primeras flores, a base de Mancozeb, Zineb, Maneb, Propineb, TMTD, Captan, Benomylo, Diclofuanida, Daconil, Folpet y otros más.

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