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Abonado Para Cultivo de Gladiolo

cormo gladiolo

Abonado Para Cultivo de Gladiolo 

 

Aunque es importante durante todo el año, parece que en estas fechas sea más recomendable incidir sobre este tema, posiblemente porque el mayor volumen de producción se destina a las fechas de Todos los Santos. En estas fechas, no es un cultivo que necesite grandes aportaciones de fertilizante, ya que buena parte de su crecimiento lo hará a expensas del cormo. Nuestra recomendación es revisar con frecuencia las plantaciones para tratar de corregir las posibles deficiencias o excesos nutricionales.

Prácticamente en todos los suelos podemos implantar el cultivo, pero estos tienen que tener un buen drenaje y una buena estructura. Es conveniente no repetir el cultivo en el mismo terreno, si no hubiera más remedio es obligatorio su desinfección. Siempre es recomendable realizar un análisis, para conocer los contenidos en sales y el pH, los valores ideales de este último estarían entre 6,5 y 7. Si los valores se encuentran por debajo hay que utilizar abonados que aumenten el pH como nitrato cálcico, en caso de tener valores superiores hay que reducirlos por ejemplo utilizando turba de jardinería o abonos amoniacales. Si los resultados nos dan un contenido en sales demasiado alto nuevamente es obligatorio lavar el suelo con abundante agua limpia sin ningún contenido en sal, y mantener el suelo constantemente húmedo durante el cultivo. Si en los suelos todavía existen contenidos altos de sal debemos corregir esta situación mediante la aplicación de productos que al ser incorporados solubilicen el calcio, magnesio y sodio, y de esta manera puedan ser arrastrados por el agua de riego. En el mercado existen productos a base de silicio que también favorecen el desarrollo radicular e incrementan la resistencia de la planta frente a la salinidad.

 

No es un cultivo exigente en fertilizantes, al contrario. El abonado se realizara dependiendo el tipo de suelo, precipitación y contenido de sal del terreno.

 

Con la desinfección del terreno no debería haber malas hierbas, pero si nos presumimos que habrá, podemos aplicar pendimetalina en el agua de riego. Las dosis más altas para suelos con alto contenido en arcilla o materia orgánica y las más bajas para los suelos más ligeros. El tratamiento es mucho más eficaz si se realiza antes de la aparición de las malas hierbas. Todas las labores de suelo deberán realizarse antes de la aplicación del herbicida, de lo contrario al remover el terreno podemos provocar redistribución del mismo y por tanto reducir su eficacia.

 

Entre los 5 y 10 primeros días de la plantación aplicar en el agua de riego propamocarb, repetir el tratamiento 20 o 25 días más tarde, en prevención de enfermedades causadas por hongos del suelo y aéreos.

 

En suelos pobres, previamente habremos aplicado 80 Kg de 12-10-18 (N-P-K) por 1000 m2.

 

El gladiolo es un cultivo exigente en nitrógeno, un exceso provoca la disminución del tamaño de las flores y un excesivo desarrollo de la vegetación, así mismo en aquellas variedades con tendencia a arquearse multiplica el problema. Por otra parte, su falta provoca un menor número de flores, un síntoma es la decoloración de las hojas tornándose amarillas. El fósforo es otro elemento fundamental, los síntomas también se pueden detectar con la coloración púrpura violácea de las hojas si este falta. El potasio aporta rigidez al tallo, y su falta provoca la rotura de este, en la base de la espiga, un síntoma característico es la aparición de clorosis en la venas de las primeras hojas. La falta o escasez de hierro se manifiesta por una clorosis en los nervios de las hojas, debemos aplicar quelatos de hierro para corregirlo a lo largo del cultivo, si conocemos de antemano que puede existir este problema es muy conveniente aplicarlo quelatos ya con el abonado de fondo. El gladiolo es muy sensible al exceso de flúor, este se manifiesta por la presencia de un color parduzco en la espiga y en las puntas de las hojas.

 

Por tanto, el abonado al principio será rico en fósforo, del tipo 1-3-0.5, posteriormente se aumenta el nitrógeno (1-0.5-1) y a la salida de la espiga se incrementa el potasio (1-0-2).

 

Para evitar, en lo posible, el deterioro de las raíces jóvenes, la fertilización debe hacerse después de la aparición de la segunda hoja, ya que los fertilizantes aumentan la concentración de sales.

 

Como orientación, y dependiendo de cada uno de los casos, podemos sugerir el siguiente plan de abonado:

Cuando se ha desarrollado la segunda hoja aplicaremos 20 kilos de nitrógeno (nitrato amónico), 6 kilos de fosforo (fosfato monoamónico y 10 kilos de potasio (nitrato potásico) por 1000 metros

Plantacion de Gladiolo

Con la aparición de la cuarta hoja aplicaremos 20 kilos de nitrógeno (nitrato amónico), 5 kilos de fosforo (fosfato monoamónico y 15 kilos de potasio (nitrato potásico) por 1000 metros.

Cuando al tacto notemos la inflorescencia entre las hojas, aproximadamente cuanto esté bien visible la sexta hoja, aplicaremos 50 kilos de potasio (nitrato potásico) por 1000 metros.

Es recomendable la utilización de abonos foliares, ya que el gladiolo los asimila extraordinariamente y pueden ser un complemento muy eficaz durante todo el cultivo.

Es muy difícil aconsejar dosis concretas de abonos, ya que intervienen muchos factores tales como: época del año en que se realiza el cultivo, condiciones atmosféricas, riqueza del suelo, contenido de sales en el terreno, variedad a cultivar, etc… Es siempre recomendable el asesoramiento de un profesional que nos aconseje tanto las dosis como el momento más idóneo para su aplicación en el terreno a utilizar.

Saludos / Saudações / Best regards,
José Ramón Bosque

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