¿CÓMO SE DESCUBRIERON LOS LILIUMS?
La historia de las plantas en general, y de las plantas bulbosas en particular, incluyendo en un nombre tan vago a toda planta con bulbo, tuberobulbo, tubérculo, rizoma, cormo, etc…; es tan antigua como la propia humanidad. La mayoría de las flores que en la actualidad decoran, ensalzan, alegran y proporcionan vistosidad a nuestros actos sociales, adornan y embellecen nuestros jardines y casas, tienen sus orígenes en bulbosas silvestres. Muchas de las cuales eran conocidas y utilizadas en sus regiones de origen como alimento, como ornamentación ó con fines terapéuticos o medicinales. En la historia de las plantas en general y de las bulbosas en particular, los habitantes de la península Ibérica tenemos mucho que decir, ya que nuestros antepasados no solo descubrieron nuevos territorios y rutas comerciales, que posteriormente fueron aprovechadas por otras potencias, sino que, como veremos, intervinieron directamente en el descubrimiento, investigación, descripción de nuevas especies botánicas hasta el momento desconocidas.
En la antigua Grecia y Roma, ya se utilizaba el gladiolo como flor para la ornamentación, pero, al igual que el lilium, no fue hasta finales del siglo XVIII cuando comenzaron a surgir los primeros híbridos comerciales.
Nos consta que los aztecas conocían las dalias y preparaban alimentos con sus tubérculos, que en 1529 Hernán Cortés las cultivaba en el jardín de su Palacio de Cuernavaca. En 1615 aparece la primera publicación sobre la dalia por el médico español Francisco Hernández. Hacia el 1788 florecían en el Jardín Botánico de Madrid. A partir de 1792 llegan a Francia y a Holanda donde se realizan cultivos e hibridaciones.
Los nardos (Polianthes Tuberosa) originarios de México, conocido por los aztecas bajo el nombre de Omixochitl que significa flor de hueso, eran cultivados por estos antes de la llegada de Cristóbal Colón a América, los utilizaban como adornos corporales o como base para la preparación de pócimas, bálsamos y medicamentos. Los primeros bulbos llegaron a España, de aquí se distribuyeron por el norte de Europa por medio de los contactos que mantenía el cuidador del jardín botánico de Sevilla, el médico Simón de Tovar con estudiosos como Carolus Clusius y Bernardus Paludanus, así llego a cultivarse en Inglaterra, Holanda y Francia, donde en esta última se utilizó y se utiliza para su floreciente industria cosmética en la región de Provenza. En España su cultivo se ha desarrollado por todo el sur este peninsular, pero está consolidado y ha alcanzado su mayor importancia en la región valenciana.
Desde principios del siglo XI hay constancia que se cultivaban tulipanes en Anatolia. Se cree que en esa época se introdujeron en Europa, por medio del agrónomo Ibn Bassal, y que en la Edad Moderna su cultivo se pudo extender hacia los países norte de Europa, a él se le atribuye también la introducción y estudio del naranjo en la península Ibérica, entre otras plantas. En los años 1500 y 1550 los tulipanes eran cultivados en los jardines de las familias turcas más adineradas, desde entonces la codicia y el ansia de tener estas plantas venia provocada por las descripciones que de ellas hacían los embajadores y mercaderes que transitaban por el imperio Otomano y por su capital Constantinopla. Algunos de estos bulbos llegaron a Austria donde se realizaron los primeros estudios botánicos sobre ellos. Se sabe que la flor estaba creciendo en Holanda en 1571 y en Inglaterra en 1582. A principios de 1590 comienzan a realizarse estudios botánicos en Leiden (Holanda). Rápidamente ganan cotas de popularidad entre agricultores y comerciantes, que progresivamente fueron interesándose por otras plantas bulbosas, todas foráneas, tratando de mejorarlas y adaptarlas a su país. Bien sea por la ruta hispana o bien por la ruta austriaca, el tulipán estaba predestinado a provocar el primer colapso financiero del que tenemos constancia en la economía holandesa, incluso llego a servir de alimento, molido como si fuera harina, durante la segunda guerra mundial, convertirse en el símbolo del país y hacer de este el primer productor de bulbos de tulipanes a nivel mundial.
En el caso que nos ocupa, el de los Liliums, es un género que contiene unas cien especies silvestres que están esparcidas por el hemisferio norte, en América del Norte están bien representadas, pero encontramos una mayor densidad en el sureste de Asia y en Japón. En Europa está representado por ocho especies (L. martagon, L. Bulbiflerum, L. candidum, L. rhodopaeum, L. pyrenaicum, L. pomponium, L. carniolicum, L. chalcedonicum). Este bulbo y su flor aparece en leyendas y grabados desde la más remota antigüedad; hace ya más de 5.000 años, puesto que los botánicos han llegado a determinar que los primeros cultivos que se tienen noticias datan de esas fechas, siendo las regiones de Persia, Creta, Egipto, Grecia y Roma las zonas donde se cultivan, pasando seguidamente al mundo cristiano. En el año 1700 antes de Cristo se ven en vasijas de Creta reproducciones de lilium. Hay constancia de la consagración de su flor a la diosa Afrodita, así como su utilización con fines medicinales en Grecia; incluso hay escritos romanos que datan del año 50, que ya se refiere a esta flor. El lilium es una bulbosa que se ha encarnado siempre como un símbolo de la pureza. En el Renacimiento aparece representado en algunas pinturas el lilium candidum (azucena, del árabe assusana), llegando a ser el símbolo de la pureza en la religión cristiana en la persona de la Virgen María. En el año 1600 los holandeses ya multiplicaban las primeras semillas de lilium, y a principios del siglo XVIII existían algunas variedades nuevas en Holanda. En 1830 el Doctor Von Siebold entregó 260 plantas de variedades diversas en Holanda procedentes de Japón, quizá la más importante y que posteriormente mayor difusión tomara fuera L. speciosum. Pero solamente después de 1930 se ha podido desarrollar bien la hibridación de los liliums, sobre todo después de los espectaculares resultados obtenidos por Jan de Graaff en América.
L. carniolicum
Lilium chalcedonicum
Reproducimos, acontinuación, parte de un catalogo de 1930 preparado por una empresa holandesa para España, donde podemos encontrar, entre otras especies, algunas variedades comerciales de lilium y algunos consejos prácticos para aplicar a la recepción de las plantas.
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