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Fitopatología y terapéutica en el cultivo del Gladiolo para flor cortada. 5ªparte

 

FITOPATOLOGÍA Y TERAPÉUTICA EN EL CULTIVO DEL GLADIOLO PARA FLOR CORTADA

 

3. PLAGAS Y ENFERMEDADES

3.1. Plagas

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3.1.9. Araña roja

 

Los gladiolos, durante la temporada estival o cultivados bajo cristal, acostumbran a sufrir ataques del ácaro Tetranichus urticae Koch. Este ácaro ataca la parte baja de la planta, produciendo manchas blancas sobre las hojas, acompañadas por una serie de pequeñas telas de seda, tejidas por el animal para su protección. Las hojas atacadas van adquiriendo una tonalidad mate, como consecuencia de la pérdida de clorofila y que, de no controlar oportuna y adecuadamente, acabarán por secar a la hoja.

 

.Tetranichus urticae Koch. Estados del ciclo de vida

 

El desarrollo de estos ácaros se ve favorecido por temperaturas elevadas, acompañadas de un ambiente seco, viéndose en cambio paralizada por un alto grado de humedad. La lucha debe plantearse con tratamientos preventivos cuando las condiciones climáticas sean favorables para la aparición del ácaro. Deben vigilarse constantemente las variedades sensibles como Hoch Sommer.

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a) Tratamientos químicos

– Cada 10-12 días pulverizaciones a base de Parathión, Metil-demetón, Tetradifón o Keltane.

– Bajo cristal, y siempre que sea posible, se aplicarán finas y frecuentes pulverizaciones de agua (lavados), y de 24 a 48 horas después se realizará la pulverización con cualquiera de los mencionados productos.

 

3.1.10. Acaro del cormo

 

El ácaro del cormo, Rhizoglyphus Echinopus Fum. y Rob., no constituye normalmente una plaga primaria, aunque su presencia indica la de tejidos muertos a consecuencia del ataque de otra plaga o enfermedad, y sobre todo nos revela el mal trato que han sufrido los cormos durante la recolección y almacenaje, puesto que donde se desarrollan con más preferencia es, sobre todo, en los cormos heridos.

 

Acaro del cormo

Foto 18: Acaro del cormo.

 

Es una especie muy polífaga. Se desarrolla también sobre jacinto, narciso o tubérculos de dalias.

Todas las plantas afectadas se desarrollan mal y las flores resultan deformadas.

Como quiera que puede difundir ciertas micosis y otras enfermedades, es esencial evitar su presencia.

El desarrollo de estos ácaros es bastante particular. Su crecimiento exige un alto grado de humedad y una determinada temperatura. Su ciclo se realiza de 17 a 27 días a la temperatura de 20º C y de 9 a 13 días a 23’5º C, mientras que su crecimiento es detenido por temperaturas inferiores a 10º C o superiores a los 35º C.

La lucha contra este patógeno se basará en tratamientos preventivos, y siempre procurando no crear condiciones propicias para su desarrollo.

a) Medidas culturales

– Procurar no producir heridas en los cormos.

– Evitar en lo posible un exceso de humedad en el almacén.

– Mantener o guardar los cormos con la temperatura inferior a 10º C y mucha aireación.

– En el almacén deben adoptarse medidas generales de higiene para evitar el posible traslado del ácaro de cajas afectadas a cajas sanas, haciendo pilas pequeñas de cajas y ampliamente separadas. Barrer el piso de un modo regular es altamente útil. El tratamiento con agua caliente durante 1-1’5 horas a 43º C, extermina todos los ácaros del cormo.

b) Tratamientos químicos

– Antes de plantar, sumergir los cormos durante media a una hora en una solución al 05 por 100 de parathión. Este tratamiento puede mejorarse si calentamos el agua a 40º C.

-También es posible espolvorear los cormos previa humidificación con productos a base de Parathión.

– De producirse un ataque durante la vegetación, es recomendable regar las plantas con parathión a la dosis recomendada por el fabricante.

 

3.1.11. Gasterópodos

 

Aunque no sea una plaga frecuente, los gladiolos pueden verse afectados en ciertas ocasiones por una respetable cantidad de babosas o caracoles (Deroceras, Arión, Helix).

Deroceras reticulatum 

Foto 19: Deroceras reticulatum.

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La actividad de estos moluscos varía considerablemente según la estación. Es máxima en primavera y otoño para todas las especies. Según la hora del día, puesto que la mayoría producen daños durante la noche (dos horas después de la caída del sol y dos horas antes del amanecer). También varían las costumbres con la especie, puesto que los caracoles producen daños en lugares distintos a los que se refugian (borde de los caminos, bajo piedras, puentes, etcétera), mientras que las babosas permanecen al pie de la planta atacada, ocultándose en las grietas del suelo.

La lucha contra estos animales se planteará tratando de evitar que penetren en el campo y, de no poder lograrlo, utilizando cebos envenenados.

a) Bandas protectoras

Este método consiste en rodear los cultivos que haya que proteger con una banda ancha, de algunos centímetros, constituida por una sustancia ávida de agua (cal viva, ceniza de madera, sulfato de cobre pulverizado) que, al entrar en contacto con los moluscos, les ocasiona la muerte por deshidratación. Es poco activo contra las babosas, pues éstas se desplazan muy poco, y también presenta el inconveniente de perder rápidamente su eficacia con poco que llueva, después de un riego, e incluso de fuertes rocíos.

b) La utilización de cebos envenenados ya preparados es la más corriente. Los más utilizados son a base de mercaptodimecthur, a la dosis de 6 Kg/Ha. La aplicación se hará al atardecer, y si a la mañana siguiente se comprueba una disminución en los gránulos esparcidos es recomendable realizar de nuevo un tratamiento. Son también muy interesantes, y más económicos, los cebos a base de metaldehido.

Los cebos también pueden esparcirse en franjas alrededor del campo de cultivo.

 Caracoles terrestres

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La actividad de estos moluscos varía considerablemente según la estación. Es máxima en primavera y otoño para todas las especies. Según la hora del día, puesto que la mayoría producen daños durante la noche (dos horas después de la caída del sol y dos horas antes del amanecer). También varían las costumbres con la especie, puesto que los caracoles producen daños en lugares distintos a los que se refugian (borde de los caminos, bajo piedras, puentes, etcétera), mientras que las babosas permanecen al pie de la planta atacada, ocultándose en las grietas del suelo.

La lucha contra estos animales se planteará tratando de evitar que penetren en el campo y, de no poder lograrlo, utilizando cebos envenenados.

a) Bandas protectoras

Este método consiste en rodear los cultivos que haya que proteger con una banda ancha, de algunos centímetros, constituida por una sustancia ávida de agua (cal viva, ceniza de madera, sulfato de cobre pulverizado) que, al entrar en contacto con los moluscos, les ocasiona la muerte por deshidratación. Es poco activo contra las babosas, pues éstas se desplazan muy poco, y también presenta el inconveniente de perder rápidamente su eficacia con poco que llueva, después de un riego, e incluso de fuertes rocíos.

b) La utilización de cebos envenenados ya preparados es la más corriente. Los más utilizados son a base de mercaptodimecthur, a la dosis de 6 Kg/Ha. La aplicación se hará al atardecer, y si a la mañana siguiente se comprueba una disminución en los gránulos esparcidos es recomendable realizar de nuevo un tratamiento. Son también muy interesantes, y más económicos, los cebos a base de metaldehido.

Los cebos también pueden esparcirse en franjas alrededor del campo de cultivo.

 

 

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